Hay muchas cosas que sueño, pero la que podríamos
llamar el "caballito de batalla" (y realmente la idea que más
me interesa) está enfocada a los vendedores ambulantes.
La
inseguridad en Chapinero está disparada, hay atracos en la 13, en la
Caracas, cerca a la zona de bares caen en las manos de los raponeros
miles de personas al año. En buses suben delincuentes a hacer de las
suyas.
La localidad cuenta con algo menos de 300
policías (Incluyendo cuadros), en ella habitan alrededor de 300 mil
personas, pero la transitan a diario millones. Ante esas estadísticas,
está claro que el pie de fuerza es insuficiente para repeler las
manifestaciones delictivas. Sin embargo, el vendedor ambulante que es
por tradición señalado como factor de desorden, de competencia comercial
desleal, de contrabandista... Creo yo que puede volverse un actor
positivo de la seguridad, de la estética de Chapinero que queremos
fortalecer y de paso podemos darle al bogotano y al colombiano una
lección de convivencia pro-activa.
Son varios miles de
vendedores que se ubican, en diferentes horarios y en diferentes
sectores de la localidad. Llevan algunos más de 40 años en ese trabajo, y
cada día salen muchos más. Venden desde chance y lotería,
embellecimiento de calzado, comidas rápidas de muchos tipos y frutas,
dulces, chicles, golosinas...
Si logramos organizar a los vendedores
en una asociación de la localidad que regule -mapa en mano- la
ubicación de los mismos y los permisos de acceso al espacio público
(controlando el número de vendedores que acceden cada 6 meses por
ejemplo, y discerniendo las condiciones de vida de los postulados para
beneficiar realmente la población más vulnerable); una asociación que
esté pendiente de la promoción de estándares altos de calidad en los
servicios que presten, presentación y capacitación de los vendedores,
que haga cumplir compromisos acordados sobre los precios de la mercancía que comercian
(Pensaría yo que algo más caros que los precios de la competencia
formal, para desmontar el estigma de competidores desleales) y sobre la
naturaleza de la misma (No pueden vender contrabando ni ser un riesgo de salud pública por su falta de higiene): Habremos hecho de lo que hoy en día es un conflicto social inmenso, un ejemplo de convivencia pacífica y progreso sostenible para todos.
Ahora bien, los ediles no tienen potestad en este tipo de proyectos, un edil no puede presentar proyecto alguno a nombre propio. Haría falta que la administración distrital asumiera una actitud constructiva a este nivel para que los habitantes de Chapinero, se sumaran a esta iniciativa (que en mi parecer es urgente) y fueran ellos los gestores naturales del cambio en la percepción del uso del espacio público por un lado, y de la construcción de tejido social por el otro.
Una vez organizados los vendedores, estoy convencido que ellos mismos agradecidos por este hecho ayudarían a depurar los elementos nocivos que los desacreditan, ayudarían a controlar la sobre población de comercio informal que obstruye y ensucia el espacio público y se podrían utilizar de forma organizada como un frente de apoyo de la seguridad local. Así funciona en otros lugares del mundo, de hecho, creo yo que es por este camino que se les puede acercar a la formalidad ya que el permiso para trabajar en el espacio público puede ser gravado (¿Se imaginan los vendedores cuidando las calles, cuidando a la gente y reportando anomalías? Yo si).